No hace falta ser muy astuto para darse cuenta que España carece de política internacional y que por desgracia nuestros presidentes se dedican uno tras otro a hacer el ridículo en el exterior deteriorando, de esta forma, sobremanera la imagen de España. La última prueba la tenemos con el presidente actual Pedro Sánchez, un personaje vacío que se pasea por el exterior con el Falcon del Ejército del Aire poniendo más en evidencia la pobre política exterior de nuestro país. Otra prueba la hemos vivido recientemente con el tema de Gibraltar en donde a España se le ha ninguneado y prácticamente se puede decir que se han reído de ella. Pues bien, está pobre política internacional no es culpa de un presidente en concreto, los presidentes anteriores han hecho el ridículo lo mismo que lo está haciendo ahora Pedro Sánchez y lo mismo que lo harán los presidentes futuros. Es cierto que la estupidez del presidente actual empeora mucho más las cosas porque pone a España más en evidencia pero Sánchez no es el origen de que España sea el hazmerreír de turno en el exterior. El punto de inflexión de que España no tenga política internacional lo tenemos que buscar en el asesinato del presidente Carrerro Blanco y la posterior renuncia de don Juan Carlos de Borbón de poseer la bomba atómica para España.
España es una de las tres grandes potencias coloniales de la historia, junto con Gran Bretaña y Francia, con una situación geoestratégica que no nos permite ser un país que juegue al desarme. Somos la puerta de África y paso obligado entre el Atlántico y el Mediterráneo con lo cual no nos podemos permitir muchas florituras en cuestiones de defensa. Sin embargo, España durante el reinado de Juan Carlos de Borbón renunció a ser una potencia nuclear. Es posible que muchos de vosotros que estáis leyendo este artículo seáis contrarios a la energía nuclear, sois ecologistas, etc; pero en el mundo real si no tienes fuerza te comen y se ríen además de ti, eso es lo que le está pasando a España. Por supuesto Estados Unidos se negaba a que España poseyera dicha arma y así se lo hizo saber el mismo Kissinger a Carrero Blanco un día antes de su muerte. La razón es evidente si España poseía la bomba podría tener una política propia con lo cual no podría ser manipulada y Estados Unidos tenía otros planes para España que no pasaban precisamente por la defensa de nuestros intereses. Con la muerte de Carrero y la llegada de Juan Carlos de Borbón de la mano de Henri Kissinger llegaba el proyecto satanista del Nuevo Orden Mundial a España. España renunciaba a ser una potencoa nuclear, entregaba el Sáhara a Marruecos y a partir de ahí viene toda nuestra debilidad en política exterior. España se ha convertido en un país hecho a imagen y semejanza de su jefe de estado, un país mediocre que no cuenta en la esfera internacional y corrompido hasta la náusea. España, aunque posee algunas centrales nucleares depende completamente de las centrales y la electricidad francesa, una baza dada a nuestros enemigos, especialmente Marruecos, que cuando quieran nos cortan la luz. No haber sido una potencia nuclear nos está pasando una factura en términos de intereses nacionales demasiado elevada.
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